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viernes, 4 de noviembre de 2011

Muro de las lamentaciones

El Muro de las Lamentaciones o Muro de los Lamentos es el sitio más sagrado del judaísmo.

Es el último vestigio del Templo de Jerusalén, el edificio más sagrado del judaísmo.

Los restos que aún quedan datan de la época de Herodes el Grande, quien mandó construir grandes muros de contención alrededor del Monte Moriá, en el año 37 a.C.

1- Muro de los lamentos en Jerusalén…


Claro que hay otros muros…

2- Muro de los lamentos en España…

9 comentarios:

Unknown dijo...

Que envidia me da , yo si me acerco pita y sale el de seguridad ?? :(

Abrazos

Anónimo dijo...

Jajaja, si claro! pero tambien hay varios en Mexico!

Guillermo Silva dijo...

Muy bueno! nosotros lo padecimos mucho a principios del 2000, cuando se quedaron con todos nuestros ahorros.

@reku (Alexandre Ríos) dijo...

Yo voy a rezar todos los días a ese muro... xD

Julio, pasa por mi blog, que tienes quue recoger un premio.

Un saludo.

http://areku-desingblog.blogspot.com/
http://www.brushartdesigns.es/

Marnos' Attack dijo...

Tiene razón Guille, y había largas colas para el muro de las lamentaciones

noveldaytantos dijo...

Da la impresión que el del cajero se está mirando el careto en el cristal y nunca había caído en que era tan feo.

Rosa dijo...

jajaja... que bueno !!!!... El pobre debe haberse quedado ojiplatico con lo queda en la cuenta a final de mes. :D

la MaLquEridA dijo...

Jaja aquí también hay muros de esos jaja.

Arturo Barrón Sinde dijo...

Tengo algo que decir respecto de este chiste gráfico, que reconozco que es simpático y goza de oportunidad: el señor que se ve en el cajero automático es mi padre, ya difunto (murió en 2012). La fotografía fue tomada por alguien a quien le resultó graciosa la situación, y utilizada para componer una viñeta de humor con la que hacer referencia a la crisis económica que comenzó a vivirse en España en el 2008. Es muy probable que esta imagen se encuentre localizada en la ciudad de Gandía; y la razón de que él aparezca tan inclinado sobre la pantalla del cajero, es que padecía miopía magna. Me resulta sorprendente el hecho de que mi padre haya trascendido a su propia muerte con tanto éxito, y sin comerlo ni beberlo. Y esto no es todo: él se llamaba Julio, al igual que el titular del blog en el que aparece. Saludos cordiales,
Arturo Barrón.

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