¿Por qué lo divertido es la polla y lo aburrido un coñazo?

martes, 11 de mayo de 2010

Una pareja de ancianitos.


Una pareja de ancianitos llega un restaurante, el viejecito llenaba a la ancianita de atenciones, y se dirigía a ella con palabras de inmenso cariño:

“Ven, mi vida... siéntate, mi cielo... ¿Estás a gusto, reina?... ¿Qué quieres pedir, mi ángel?”

El mesero observaba aquello y estaba impresionado.

Poco después la viejecita se levantó de la mesa para ir al baño y el mesero, sin poder contenerse, encara al ancianito y le pregunta:

-Perdone usted la indiscreción: ¿Cuántos años tienen ustedes de casados?

“Estamos celebrando 65 años de matrimonio”

- ¡Caramba, señor! dice el mesero, estoy conmovido. Sesenta y cinco años de casados, y con cuánto amor le habla usted a su esposa: “Mi vida”...”Mi cielo”...”Mi reina”... “Mi ángel”

El viejecito le pide al mesero que se acerque y con tenue voz responde:

“Es que ya no me acuerdo como se llama”

2 comentarios:

noveldaytantos dijo...

Hay de aquel anciano que con la tontería de que no se acuerda quién es su señora, se tira a cada pibón que no veas. El amor es ciego, pero no gilipollas.

Julio-jagdo dijo...

Jajaja, poderoso caballero es don dinero.

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